martes, 3 de abril de 2012

DESCARTE



No revela más el eco albergado

en el oído, sino la grieta confusa,

abismo de vocaciones y enmiendas,

senda de cuestionamientos y miedos.



Ningún artilugio es suficiente.

Cada proeza intempestiva

sucede con la irrefrenable inquietud

rondándome con su cauce sombrío,

acaso sin aludir al rezago.



No soy más que un mal dibujo

de mi ser verdadero disfrazado,

en un tiempo disperso de voluntad

sin auxilio de mi errático existir.



Nunca se apiadan del ínfimo destello

que así deja a esta mente desnuda.

Suficiente recompensa es urdir

entre cortes mellados un motivo:

sobrellevar este íntimo tormento.




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