sábado, 3 de diciembre de 2011

POR SIEMPRE

Imagino que en el futuro cercano, a falta de espacio para enterrar a sus muertos, los habitantes del planeta, después de incinerarlos, van a convertirlos en cápsulas o inyecciones que se puedan desintegrar dentro del cuerpo, y así poder hacer un gran negocio.


Obviamente, debido a los altos costos de la medicina y los laboratorios los primeros beneficiados serán los más acaudalados. Pero eso ayudará para que pueda hacerse moda más rápidamente. Después de eso, habrá un servicio en cada esquina y los precios bajarán, créanlo.


Fuera de los distintos tipos de cáncer a los que estará expuesto nuestro organismo a la larga, eso de olvidarse de nuestra mortalidad siempre tendrá un precio alto difícil de olvidar. 


1 comentario:

  1. Lo que los pobres nos inyectamos e inyectaremos serán memorias, imágenes vivas... para bien y para mal.

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