Por fin leí las historias de escritores reconocidos que contiene la revista GQ de este mes. Compré el ejemplar hace una semana, pero recién hoy me tome la molestia de leer los textos. Escriben: Mario Bellatín, Álvaro Enrigue, Jorge Volpi, Hernán Lara Zavala, y Guillermo Fadanelli.
Me sorprendió Bellatín. Antes le había leído en obras de escritura cerebral y breve. Pero me encantó conocer de su abuelo italiano y el escape que le representaba montar una bicimoto Vespa Ciao color rojo de su diabetes progresiva y mortal.
Tal vez no tengo tantas referencias sobre el trabajo de Enrigue, pero me gusta como responde cuando lo entrevistan. Su texto es mitad ensayo sobre el deporte del tennis, y la otra mitad una anécdota simplona sobre un par de Converse sucios. No tenía expectativas, pero ya no me confiaré con él. Hubiese bastado con que tomara las últimas líneas de lo que hizo, y desde ahí empezar a redactar algo interesante. Lástima.
Jorge Volpi narra la intensa crónica de un amor violento através de un pañuelo. Es un autor al que siempre le he sacado la vuelta por creer que escribe de cosas aburridas y distantes, mas su manera de abordar la historia de Otelo y Desdémona me pareció entrañable.
Hablar de corbatas puede ser inesperado, pero no sorprendente, ni impactante. Hernán Lara Zavala hace una labor digerible, amena, pero que no me movió gran cosa. Eso sí, la imagen de una mujer desnuda con una corbata puesta ha quedado en mi memoria erótica, y será una deuda a mis fantasías en los años venideros.
Por último, pero no menos que los otros, uno de mis escritores consentidos: Guillermo Fadanelli. Su forma de escribir es hipnótica, y con cierta rabia, amargura o esclareciemiento que tienen sus textos. En esta ocasión nos habla cuando lo echaron de su cama por culpa de un mujer...que estaba grabada en su camiseta fumando un cigarro en ropa interior con una mirada perturbadora. Fadanelli es de esos sujetos a los que siempre le suceden cosas raras y que tiene la capacidad para recrearlas de manera personal y sugerente.
Este ejercicio editorial es muy del estilo de las revistas gringas. Saca a los autores de su ambiente natural en la sección olvidada de libros en los supermercados, y los coloca en las páginas de una revista, más cerca del área de cajas y de las manos de futuros compradores. Eso es agradable para escritor y lector. Además, desquita los $47 pesos que gasté.
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